niciada
la década de los sesenta, los automóviles deportivos europeos no batían
a sus rivales estadounidenses pues éstos no tenían rival comparado con
los deportivos europeos de potencia y prestaciones ridículas en
comparación con los americanos. Mientras éstos continuaban construyendo
coches grandes y pesados con motores grandes y potentes, los europeos
tenían modelos más pequeños, livianos y con mejor comportamiento en
carretera.
Ford presentó el Thunderbird, que era prácticamente un roadster
europeo y que nació para competir directamente con el Chevrolet
Corvette, el clásico superdeportivo estadounidense. El Thunderbird caló
hondo en los clientes de la época, pero a comienzos de los años 60
comenzó a perder atractivo. Dado este motivo, Lee Iacocca, presidente de
la Ford Motor Company comenzó, junto a su equipo de Ford, a diseñar el
sustituto del Thunderbird, el cual debía superar los estándares de este
vehículo.
Durante años estuvieron trabajando en un comité especial para el
diseño de ese nuevo modelo y lo que se sacó en claro es que debía ser un
coche relativamente pequeño, ligero y que, inspirado en los deportivos
europeos, debería tener sillas individuales y palanca de cambios en el
piso, el cual con el tiempo se ha convertido en el pony car preferido de
América.
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