jueves, 1 de agosto de 2013

llantas

mantener la presión de los neumáticos es beneficioso para cualquier auto. ¿Por qué? Porque fueron diseñados para un uso determinado y la mejor manera de que lo cumplan es que estén en condiciones.
El primer paso es chequear que la presión sea la indicada en el manual de propietario o bien la que se consigna en el auto: algunas veces en el parante de la puerta del conductor y otras en el interior de la tapa del tanque de combustible.
Esta operación de control se debe repetir idealmente cada dos semanas y con los neumáticos en frío. ¿Por qué con tanta frecuencia? Porque los cambios bruscos de temperatura provocan variaciones en la presión.
Se debe sumar a este seguimiento a la denominada “goma de auxilio”, ya que muchas veces no la tenemos en cuenta hasta que nos sorprende un pinchazo.
Usar los neumáticos con una presión menor a la indicada no sólo aumenta el consumo porque hay mayor superficie de contacto y el auto está “más pesado” sino que también puede provocar un accidente.
Con baja presión, los laterales de la goma también pueden entrar en contacto con la superficie; al tener menor rigidez y menos elementos de protección que la banda de rodamiento, en el continuo rozamiento con el asfalto, el lateral adquiere temperatura y esto puede desencadenar una rotura.
Una presión por encima de lo recomendado, por otro lado, genera que la superficie de contacto entre el neumático se reduzca aún más, generando una falta de adherencia.
Otro punto a tener en cuenta es la rotación de los neumáticos, sugerida cada 10.000 km. La manera correcta de hacerlo es reemplazar los de adelante con los de atrás y no cambiar de izquierda a derecha (no realizar una rotación cruzada); esto se debe a que los neumáticos radiales cuentan con un sentido de giro en su diseño que al alterarse reduce su capacidad para expulsar el agua y también su vida útil.
En caso de realizar un reemplazo de neumáticos se recomienda hacerlo de a pares y ubicar los nuevos en el eje trasero para garantizar la máxima seguridad en el eje donde el conductor no tiene control direccional.
Por último cabe remarcar que si bien las gomas no tienen una fecha límite, todas cuentan con una vida útil. La misma es de 5 años desde su fecha de fabricación o un uso normal de entre 40 y 60.000 km.


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